jueves, 31 de marzo de 2011

Que bien te ves... esta noche.

Había hecho un pequeño nido en la cima del árbol viejo,
tenía unas garras filudas, lucia tenebrosa,
un pico color amarillo intenso,
ojos tan grandes como la luna,
de aspecto mosntruoso.
De niño había oído inumerables historias del ave rapáz mas extraña jamás vista;
contaba mi abuela que solía salir en la noches a cazar animales pequeños,
de plumaje blanco,  alas enormes,
pienso que de no haber sido humano, ubiera querido aquella ave.
No recuerdo su nombre,  ojos amarillos como el sol,
aun viven en mi memoría su valentía, sus sentidos o quizá y mas que nada su aspecto, intimidaba su aspecto.

No era bueno salir de noche por el bosque allá en el sur,
muchos decían que no respetaba edades ni menos tamaños, estar cerca al nido hacia agitr sus alas,
muchas veces vi a mi padre sagrar por la heridas de esta mosntruosa ave.
Cierto día cortando frutos, trepado en el árbol que tanto ame de niño,
 tope con ser, no pude evitar llorar, me observo, protegio su nido y de pronto cayó sin control,
allí herida, en el suelo sospechozo polluelo frágil... me aproxime, la toqué, no agito sus alas,
no intento atacar... herida.

Tengo un aspecto rudo, la piel casi blanca, bronceada por el sol de verano, ataco si me atacan, protejo lo mío y no declino hasta obtener mi propósito. El amor se me va de las manos, mi lado rapáz intenta poseer y controlar mi alma, estoy como herido, aleteando en el suelo, mis ojos no cesan de llorar y mis ganas no emprendem vuelo, necesito de ti, de tus cuidados, que me digas que aún me amas, que me digas que no te asusta mis zonas monstruozas, que toques sin miedo mi corazón salvaje, que si rozas mis alas sientas que soy un polluelo salido del huevo.
No me patees, no me quites del camino, esta noche se hace fria si no me cuidas, no sé que sentir si ando herido, he sangrado tanto en tus manos puedo sentir el alivio a mi imagen tenebrosa.
Si intentas: soy tuyo.
Aquella tarde tus besos limaron mis garras, no he podido dormir si no estas tú en mi nido, quiero que esta noche volemos juntos, que la luna dibuje nuestras figuras en la tierra, que no amanesca, sé mi complice y mi amigo, entre los arbustos de la cima del cerro, ocultemos nuestra felicidad, que cada noche, una y mil noches duermas conmigo en lo alto del ficus viejo. Perdona si hice sangrar tu corazón de niño, estoy asustado, recogeme del suelo, cura mis alas, sólo asi sabré que me amas, sólo así creeré que de verdad tu me amas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario