viernes, 14 de agosto de 2009

El Último Baile...

No sé cuantos días estuve preso en mis sueños.
No sé si fui lo suficientemente libre.
No sé si la vez que estaba en el Club Terrazas este verano y en un momento de descuido al perder el reloj carísimo regalo de mi gran amiga en la navidad de hace dos años perdí también con el la noción de lo Real, no sé si fue allí, hubiera querido que fuera allí, no sé si fue allí.

Pensé que este invierno sería cruel y a diferencia de otros años este año no me preparé para esto, pensé quizá que mi piel tostada por la calurosa y última vez que fui a la playa, sería suficientemente convincente para que las tantas veces que la viera me hiciera pensar solo por un segundo que el calor existe y que el trance del invierno limeño sería un breve recuerdo cuando llegue la primavera y el sol mortecino de esta fúnebre capital me haga seguir creyendo que hay fuego latiendo en mi interior y se compare a todo el amor que estoy sintiendo, o que si no hay demasiado calor, al menos la brisa fresca del mar que yace a tres cuadras de mi departamento me haga pensar que sí, que si voy corriendo logre ver el sol muriendo calmando mis ansias de fuego adentro.

He caminado tanto, use todo tipo de zapatos, algunos me duraron poco otros no tanto, he llegado aquí, trate de correr y huir del mal que me rodeaba, intentaba no ser tocado, intentaba no respirar del humo apestoso de su cigarro barato, use un poco de buena intención y la ofrecí como caramelo al niño malo que conocí, debo confesar que su sonrisa cruel me atrajo, el ha llorado mucho y tantas veces lastimado que aún convencido de que obra bien, lastima sin piedad, miente con descaro, me dice que es feliz cuando no lo es, me dice que me quiere y eso sabe tan amargo… no pude correr, me toco su mal, así convencido su asquerosa hiel me hizo comer.

En mis manos yace la vida y la muerte, puedo imaginar en un mágico y tétrico instante que si me animo a desconectar una simple y ridícula maquina esta persona se muere, con seguridad será así, pero no me animaría jamás, los trozos de vida que mi mente llena de mierda puede imaginar, seria incapaz de hacer tremenda maldad, pienso en los días que le tocara vivir a este infeliz ser humano y no se que razones lo trajeron hasta mis manos a que lo cuide en la peor etapa de su vida (si se le puede llamar vida), pero para esto estudie y para esto trabajo, y me remuerde la conciencia, y me detiene, y me dice y me grita que en mis manos esta la vida y la muerte, que cada droga pasando en exceso define su destino, de su familia, la de su amor, de sus nietos o biznietos, de lo que sea…

Mi mente hace un esfuerzo y recuerdo el patético día en que un transeúnte me vio fisgoneando no se qué en la ventana abierta de la combi asesina, mi camino era un calvario, acompañado de un muerto que me pide vivir, que minutos antes me ha besado y me ha hecho el amor con descaro, se ha robado un trozo de mi paz y me siento desesperado, se me antoja bajar de ese estúpido carro y pegarle a todo el mundo, pero es mas fácil cerrar la ventana y esperar mi turno, quiero abrazarlo y sentir algo de calor en ese corazón podrido, me he convencido que he podido, he convencido a mi razón que algo de amor sentí en la puerta del infierno, la puerta se abre y un ángel sale y me pide no tener miedo, de todas maneras tarde o temprano seré condenado por lo que hice y lo que no hice y si es por lo que hice me sentiría realmente feliz, pero el ángel no condena solo abre sus alas y sonríe… en la puerta del infierno.

He gritado como un loco, le pegue una bofetada y la vi llorar…
Le dije que no era mi amiga porque me hirió el otro día y se burlo de mis actos y mi corazón…
No le di su regalo de cumpleaños por que me trato mal y esa fué mi secreta venganza…
Le fui infiel porque fue un niño conmigo y no me llamo cuando debía hacerlo, por que deseaba su cuerpo y solo sentí rechazo…
Le mentí porque quise dormir hasta tarde…
No le preste dinero porque me pareció un bufón estupido y me quería tomar el pelo…
Mate un gato porque sentí que seria solo así feliz…
Escupí a toda la multitud porque fue divertido hacerlo y ver sus caras de sorpresa cuando descubrieran que no había a quien culpar…
Lo dejé en la esquina por que no me gustaba…
Robé un caramelo…
Me tiré un pedo en plena función…
Metí mi dedo en su helado…
Le pegué…
Lloré toda la noche cuando me dejó y como detesto haber hecho eso…
Rompí su cancionero favorito…
Me quedé con el vuelto…
Le digo que lo quiero y no es así…
Te extraño y digo que no…

De camino a casa y con el mundo girando en todos lados menos a mi alrededor he despertado de este horrible sueño, muy temprano salio el sol y una fina llovizna mojo mi patio, había olvidado lo tierno del amanecer y la fabuloso que puede ser el oír cantar un pájaro en la mañana, hoy decidí no tener sexo, quitar todo lo que no me sirve, botar la basura acumulada día tras día, limpiar mi casa, lavar la ropa a mano, respirar profundo y saber que estoy vivo y traer a mi tiempo presente todo tiempo remoto y si al recordar el tiempo remoto me trae a la mente otro tiempo remoto, seré feliz. Seguir el vuelo de un ave, oír ladrar el perrito de la esquina, seguirle rastro al caracol, sonreírle a un desconocido, robar la rosa de un jardín y ponerla en el centro de mi alma, la bruma marina entrará en mi casa y esta vez no despreciare su presencia.
Quiero amanecer sonriendo, sentirme en paz y despertar en tus brazos tibios con tu alma saliendo y tocando mi rostro.
Dios de todos estos milagros, concédeme aunque sea alguno de ellos…