sábado, 8 de septiembre de 2012

Mentiroso, mentiroso…

Escribir sobre cosas que nos impresionan no es nada fácil, hace poco inventé una Web donde solía postear relatos sobre situaciones inesperadas, inventos de amores furtivos, de sexo desenfrenado, un ex novio, una cita a ciegas, un encuentro casual que jamás se ha dado, o una noche de abrazos tiernos con mi madre en algún tiempo ya lejano o en lugares que ya no existen…

He leído muy poco en mi vida, he escrito mas de lo que he leído, tengo muchísimos relatos que jamás he publicado, y me fascina leerlos, me fascina perderme en mágicos lugares, lugares que solo habitan en mi memoria.

En uno de mis muchos viajes al Sur, conocí a Renato, era un chico risueño, de rasgos finos y sonrisa encantadora, en las 4 horas y media de viaje solo hablamos de las cosas que hemos vivido en relación a la cultura y ocio, él, después de muchos años me inspiro a volver a escribir, quizá, como pocos, es un ser humano lleno de aventuras y misterios. Al bajar del bus abordamos el mismo taxi y con las maletas pesadas y calor insufrible de las tierras del sur, me llevo a un bar muy cerca de la ciudad sureño que suelo visitar en mis días tristes los cuales, deseo evitar, no importa, viajando. Ya en el bar me revela que es gay y que su vida en Lima no es tan placentera como esperaba, el ha llegado hace muchos años a Perú y vivió en el sur hace unos meses, que allí pensó en quedarse, en comprar un departamento frente a un parque, una capilla vieja la que le gusta ver cada mañana al asomarse a la ventana. Que, además pensaba vivir muchos años allí y que quería tener un novio con el cual envejecer y tratar de ser felices para siempre.

Lo cierto es que nunca había visto en los ojos de alguna persona gay tal fascinación y brillo especial al hablar del amor: para siempre. “Para siempre” es una frase que no la oigo muy a menudo, diría con mucha certeza: nunca la oigo, por que para siempre y para ser honestos siendo gay!… Es una oración  que Renato recita con mucha ilusión y a mi me estremece tal deseo. ¿Por qué? Por que si por ejemplo mi primo el Negro que es una vestía sin corazón, un homofóbico repulsible oyera de los labios de Renato querer un amor gay “para siempre”, se reiría a carcajadas y seguramente media ciudad sureña estaría avisada de que que hay un tonto chico gay,  que esta buscando el amor: para siempre.

Mi subconsciente trata de entender este deseo tan extraño que he oído de un chico gay, y en minutos que son como horas repaso en mis pensamientos el alcance de un amor para siempre; hace poco (me comenta Renato) que en una disco escandalosa y llena de gente bruta y disforzada como las que suele haber en el sur, conoció a Rodrigo. Rodrigo le habría propuesto tener una aventura sexual, particular, y de mas de una persona, Renato se encontraba tan ebrio del Sur, que sus vacaciones de verano era adecuadas para conocer lo desconocido, asintió y comenzó la aventura. Conoció a Rodrigo,  es de los tipos hipócritas que habitan en la superficie de la sociedad en el sur, ha tenido aventuras, muchas, y esta acostumbrado a enamorase de cuanto tipo cruza su camino, miente y enamora y corta alas a sus ex para tener la comida, de no privarse del sexo cuando le pegue la gana. Tiene mil amigos que jamás a conocido, seduce y arregla encuentros, enamora, ilusiona, Rodrigo es el perfecto casanova sureño con imagen de chico bueno y beato, perfecto para la hipócrita ciudad sureña, perfecto para la portada de la disco venida a menos, esa que Renato a comenzado a frecuentar y esa en la que Rodrigo hace su hábitat los fines de semana.

Renato no es perfecto, tiene deseos, tiene muchísimos deseos, le pareció el tiempo adecuado para explorar fantasías sexuales que todos tenemos (decir ya: TODOS, es bastante riesgoso por que me puedo estar ganado muchos enemigos) pero si: todos, solo que Renato es sincero consigo mismo y no esta dispuesto a privarse del encuentro el cual Rodrigo ha calculado cuidadosamente.

Salen de la disco y un tal Gerardo espera en el taxi, se dirigen a un hotel a las afueras de la ciudad, ya ebrios y calculadores, y con las luz del día mas o menos asomando Renato y Rodrigo descubren que son tan bellos como para ser compartidos por Gerardo, amablemente le piden bajar del auto, Gerardo asiente sin incomodarse, sonríe, dice adiós.

El taxi camino al hotel a las afueras de la ciudad lleva a los chicos gay que han pensado en el amor para siempre, Rodrigo indica el camino al chofer, llegan, eligen la habitación con vista frente al parque, no hay mucho por hacer, ni decir, el tiempo comienza a detenerse, un freno brutal ha caído como lanzado por un ángel desde el cielo, ambos chicos gay al filo de la cama han descubierto que hay cosas en común que es inevitable compartir, Rodrigo toma la mano de Renato y le explica sobre el deseo sexual que esa noche ambos habían planeado llevar acabo, Renato sonríe y revela que están siendo cómplices de una noche extraña, un aroma raro inunda la habitación del hotel, intentos desesperados por abrir paso a extrañas sensaciones en los corazones que no se detendrán en el breve tiempo entre cuatro paredes, ambos chicos luego de muchos cigarrillos y extrañas caricias deciden revelar las verdaderas intensiones, aquella noche desde algún rincón oculto del alma ambos fueron inundados con la idea de encuentro del chico mágico que puede aparecer a la vuelta de la esquina, o quizá en una sencilla calle, un bar o una disco, porque todos en el fondo buscamos eso y más…

Las ganas y deseos, promesas y riesgos que vinieron luego eran experiencias muy humanas que ambos disfrutaban cada día, lo normal es que los vínculos entre personas que se quieren mucho vayan fortaleciéndose, lo normal es que el amor se quede si encuentra en recipiente que lo contenga, pienso que eso es lo normal, lo muy natural, pero entre los lugares y bares gay, sitios web y paginas en Internet gay lo normal casi no ocurre, ocurre que los seres humanos a los que el mundo llama gay, siempre miran hacia atrás y se convierten en estatuas de sal, sal que se llama sexo, sexo que tiene como corazón el placer y un hueco profundo en el alma.

Renato y Rodrigo despertaron del sueño del Amor para Siempre, doloroso final para quienes no saben que en sus manos y dentro, en el corazón, si existe el Amor para Siempre en  el cual hay demasiado espacio para contener.