El pequeño pozo, triste y apestozo, han pasado los años, existe en mi mente. En las noches la rana gorda salía con su ruido espantoso, un dia mi hermana la atrapó, sentimos ternura por lo gorda y fea, la dejamos ir, quedo allí, imagino agradecida, imagino que feliz. Cada noche fué diferente su feo croar fué costumbre; en mi mente vive la rana gorda, deseo oirla, aún al recordarla percibo fascinación y extraño el tiempo remoto, extraño la oración… aquella rana gorda.
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